martes, 9 de febrero de 2010

Conferencia: ¡"Qué viene el lobo"!


articulo en el períodico "La opinión" de tenerife sobre los talleres de masturbación

POLITICA Y SEXUALIDAD: el estado que se ocupe de sus asuntos; de nuestra intimidad:¡ nos ocupamos nosotros!

La sexualidad humana debe ser siempre tratada con extrema cautela y delicadeza por los profesionales médicos, psicólogos, psiquiatras, maestros. No porque sea un tabú, sino porque pertenece a la intimidad y es uno de los escenarios privilegiados de los sentimientos, las fantasías, los temores y los mayores enigmas. La sexualidad forma parte de nuestro altar particular.
Desde los orígenes de la civilización ha permanecido ligada a lo sagrado, y ha medido sus fuerzas con los dioses más poderosos del olimpo en la antigüedad.
Los talleres de Masturbación de Extremadura ponen sobre el tapete un tema reiterado: la ambición del poder de regir, regular y controlar los cuerpos de los ciudadanos. Los grupos dominantes pretenden siempre imponer sus criterios de forma más o menos velada al resto de la sociedad.
Cuando el estado mete sus narices en nuestras alcobas, aunque sea con “sus mejores intenciones” siempre atenta contra nuestros deseos, nuestras aspiraciones más íntimas, nuestra libertad.
Michael Foucault ha desgranado en sus obras el quid de este complejo mecanismo: el control los cuerpos y la sexualidad es una forma muy eficaz de regir las mentes.
Un ejemplo extremo lo constituyen los líderes sectarios: formar parte de una secta implica obedecer ciegamente al líder: pensar ideas que él proclama como única verdad, y desear el cuerpo del súper hombre y más aún entregarles a su goce y disfrute el cuerpo de nuestros hijos.
Paradójicamente pueden ser tan coercitivas las prohibiciones como el estímulo a la acción. “Se libre”, (dice el líder) sé libre en el sentido que yo quiero que lo seas. La libertad sexual implica que el sujeto mismo escoja hacia dónde desea dirigir sus pasos. Y esa búsqueda sólo puede hacerla rebuscando en su interior, agudizando el oído que le conecta con su bienestar, con el placer.
La característica del placer solitario es la atención puesta en el propio cuerpo y allí toda intervención adulta sólo representa un obstáculo. Cualesquiera sean las intenciones de esa intervención que el joven no solicita.
El adulto influye sobre la sexualidad juvenil desde sus valores, desde lo que considera placentero, adecuado para su propio cuerpo y construye así un modelo.
Los niños y los jóvenes han pedido orientación en sus deseos sexuales y corresponde respetarles. Es tarea de los padres (y de nadie más) poner límites a los mismos.
La sexualidad infantil se desarrolla a partir de la observación del propio cuerpo y del cuerpo de sus semejantes a la manera de un juego. Es investigación sobre el placer, el origen de los niños, el goce del jugar y el descubrimiento del mundo. La infancia, piensa, sueña despierta y dormida.
El entramado de esas fantasías, es un precioso tesoro. Sobre ellos se construirán a lo largo de la vida, un mundo de fantasmas, de hadas, de brujas y de seres siniestros. En definitiva se construye el psiquismo, el espacio del cuerpo, de la psique y de la sexualidad.
Esta sexualidad infantil y juvenil sólo puede ser comprendida desde la mirada de los chicos de la propia edad. Toda intervención adulta intentando orientarla será perniciosa por definición, allí está comprometido el deseo sexual del adulto, aunque a éste le cueste aceptarlo.
El maestro en el sexo sólo puede ser aquél que es compañero en el placer, el amante, por ejemplo. Se aprende desde el cuerpo y el sentimiento, y escasamente desde la razón. A menudo nos preguntamos porque nos gusta tal cosa u otra. Lo sabemos a veces. Muchas no.
Las autoridades cada vez más pretenden llevarnos “por el camino del bien”. Que no fumes, que te multo si conduces así, si das una bofetada a tu hijo, si comes en el coche que, que, que
Y más aún: nos enseñarán a masturbarnos!
El poder debe ocuparse de sus asuntos, y respetar la intimidad de las personas, que no traspase la puerta de nuestra casa y menos aún, la de la alcoba.
Necesitamos urgentemente talleres para la clase política: talleres de honestidad, de cultura, de formación técnica y sobre todo, de sentido común. Y a los ciudadanos, por favor, que nos dejen vivir tranquilos.

Susana Isoletta
Psicóloga- psicoanalista
www.susanaisoletta.com

Magia y psicoterapia. Los chamanes de nuestro tiempo

http://www.laopinion.es/firmas/2010/01/28/magia-psicoterapia-chamanes-tiempo/268551.html








La Opinión de Tenerife. estafa de las cias. aéreas en navidad

volar: miedo,placer,fobia....
http://www.laopinion.es/firmas/2010/01/04/volar-miedo-placer-fobia/264087.html


Volar: miedo, placer, fobia... SUSANA ISOLETTA

Hace muchos años leí un maravilloso libro que hablaba del miedo a volar. La pasajera en cuestión se aferraba a la butaca del avión como si la estabilidad del aparato dependiera de la quietud de su musculatura.


Esa rigidez forzada e intensa provocaba en ella un acartonamiento del cuerpo que sólo desaparecía horas después de haber abandonado la nave. Muchas de esas sensaciones son compartidas por los lectores para quienes ese síntoma funciona como una limitación y en muchos casos un obstáculo insalvable para acceder a un avión.

A partir del tremendo atentado de las Torres Gemelas a la fobia propiamente dicha se agrega a un peligro real: el riesgo de un atentado terrorista. Es de suponer que el intento fallido en Detroit incremente nuevamente el miedo. Por una parte se ha hecho evidente la dificultad que entraña pretender controlar a miles de sujetos sospechosos de terrorismo a nivel mundial. A las medidas de seguridad más estrictas en los aeropuertos, se opone la capacidad operativa de los terroristas.

Desde un punto de vista psicológico esta situación de inseguridad pone en jaque los mecanismos defensivos de aquellos sujetos que, sin ninguna situación exterior que aparentemente lo justifique, sienten miedo a volar, es decir, fobia.

Ajeno a todo, con una inmensa sensación de indefensión allí en las alturas, la persona temerosa se aferra a la mano del compañero de viaje, acude al lavabo de forma compulsiva o pide bebidas o cualquier chuchería a las azafatas en un intento de distraer su mente de los pensamientos más tremendos. Se agudizan sus sentidos, particularmente el oído: el menor ruido puede considerarse ajeno a la normalidad del vuelo y por lo tanto, señal inequívoca de catástrofe inminente. Ni qué decir de los vaivenes producidos por las turbulencias y las tormentas en plena travesía.

Para las personas que no padecemos fobia en los últimos años los viajes en avión han dejado de ser un placer para convertirse en una aventura complicada en muchos sentidos, una venta en al aire de diversos productos. La cosa ha perdido romanticismo y encanto .Por empezar, las compañías de Low Cost (o vuelos baratos). Todo tan barato que finalmente no cabemos en los asientos y te cobran por casi todo. Siguiendo por los azafatos que no son lo que eran, no destilan simpatía y buen hacer. Se limitan a vender a más y mejor hasta extremos insospechados y a mirarte con mala cara si pretendes que coloquen tu pesada carga de mano en el maletero superior. Pero sobre todo nos molesta que nada de nada sea gratuito si no vuelas en clase preferente.

Baste como ejemplo una anécdota que viví en un vuelo de Tenerife a Barcelona. Tres horas o más de viaje dan para mucho sobre todo si una azafata en su afán vendedor se dedica a fomentar el alcoholismo de un pasajero. Como era de esperar la cosa acabó con la intervención de la Guardia Civil en tierra porque el señor, visiblemente mareado, se dedicó a fumar en el lavabo. Esto no es lo habitual, ni mucho menos, la inmensa mayoría del personal de vuelo es muy amable y responsable, pero esto ha ocurrido hace algunos meses y doy fe de ello.

Un peligroso factor posiblemente contribuirá a fomentar el miedo a volar, (que no la fobia) y es un elemento muy real y tangible: el temor a ser estafado, y no es para menos. Han transcurrido tres años y aún no se ha resuelto el tema de Air Madrid (perdió su permiso de vuelo justamente en Navidades). Las personas que deseaban ser pasajeros y para eso abonaron su billete se quedaron en tierra. Y no eran unas vacaciones cualesquiera, muchos de ellos son inmigrantes que deseaban visitar a sus familias en Sudamérica.

Las compañías saben que en las fiestas navideñas los viajes a estos países son muy frecuentes, o casi obligados. Y con el verano reinante en el sur del planeta, se trata de un re-encuentro familiar y vacaciones. Entonces aprovechan la enorme recaudación de esta temporada alta para cobrar y quebrar. Inmisericorde. Avaricia y maldad todo en uno.

Muchos pasajeros entre los que me cuento deseamos recuperar la confianza en las compañías aéreas, y ¿por qué no? en la bondad y buen hacer de sus gestores y la eficacia de los funcionarios que deben controlarlos.


Pero por sobre todas las cosas ansiamos seguridad y paz. Es una aspiración ingenua posiblemente, pero en tiempos de festividad religiosa podemos retornar al candor de la infancia y soñar con un mundo más plácido.

De momento las autoridades aún no han decretado que soñar esté prohibido, o no aspiran a multarnos por ello. Al menos yo no me he enterado.

www.susanaisoletta.com